El manglar ha tenido una importancia histórica en la costa ecuatoriana, y en la actualidad la población asentada en el perfil costero lo sigue manteniendo, existiendo para ello, usuarios de los bienes y servicios que produce este importante ecosistema marino-costero. La biodiversidad de los manglares consiste particularmente por la presencia de una gran cantidad de plantas epifitas (bromelias, orquídeas, helechos y musgos) asociadas a árboles de mangle, muchos invertebrados marinos, peces y una considerable variedad de aves acuáticas y terrestres, residentes y migratorias. Las zonas costeras por su propia naturaleza, desde tiempos históricos se han constituido en una parte importante del desarrollo de los pueblos, dándose en los últimos años mayor importancia no solo a su ubicación geopolítica de la región, sino también el valor económico, social y ecológico de sus recursos costeros.